miércoles, 28 de octubre de 2015

SIDA Y BIONEUROEMOCIÓN

SIDA Y BIONEUROEMOCIÓN
Si una enfermedad nace y se genera en un conflicto emocional profundo, el Sida es uno de los mejores ejemplos de ello. Clínicamente es declarado cuando un paciente seropositivo presenta un conteo de linfocitos TCD4 inferior a 200 células por mililitro cúbico de sangre, es decir que es un “conflicto de sangre”, de familia, de clan, de sociedad, por lo tanto lleva un componente transgeneracional importante sumado al estigma de la familia y de la sociedad: el gran clan. Se genera con una gran dosis de culpa, vergüenza y falta de amor a uno mismo y de conflicto con la sexualidad frente al amor. Sentimientos de no ser amado o respetado, de no poder ser uno mismo, de estar separado o no poder hablar con franqueza sobre sus pensamientos o sexualidad son la semilla perfecta para que se manifieste. Por más que la sexualidad se muestre en los medios o se hable con aparente desparpajo, sigue siendo el gran tabú: “de eso no se habla”, es juzgado y desvalorizado, debe ser de cierta manera para que la familia, la sociedad o la religión lo aprueben  y tapado bajo un halo falso de humor, machismo o feminismo, pero pocas veces tratado con respeto y humanidad.
Los secretos familiares, apartar a ciertos miembros del clan porque no piensan o hacen de “la manera correcta” para algunos pocos, no permitir que cada uno se exprese como es en una atmósfera de amor, comprensión y respeto, son el medio de contagio más peligroso.
El primer paso para la curación, personal y global, debe empezar por nosotros y por nuestra familia: amarnos a nosotros tal cual somos, pararnos sobre nuestros propios pies y aceptar nuestra sexualidad tal como queramos que sea, comprender que uno de los dolores más profundos de todo clan ha tenido que ver con la sexualidad, por lo tanto liberarse de las memorias de dolor del clan, no juzgar u obligar a nadie de nuestro entorno por ser como es ni obligarnos a ser como quieren que seamos, sino permitirnos amar y acoger sin condiciones a todos los miembros y no poner rótulos ni condiciones para el amor.
María
Acompañante en Bioneuroemoción

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